miércoles, 18 de septiembre de 2013

Interns, Explotados y Otras Especies

La universidad no puede, ni debe, perder el contacto con la sociedad, especialmente en lo que se relaciona con lo que espera a los ahora estudiantes una vez hayan abandonado las aulas.
Por eso, reproducimos hoy aquí este artículo de n+1. Esperamos que os guste y os mantenga alerta.

Autor: Jose María Echarte 
Publicado originalmente el 20/08/2013 en nmas1.wordpress.com

El Intern: El Chupacabra laboral

Digna de aparecer bajo la cabecera del programa de Friker Jiménez, junto a otros ilustres mitos como el Chupacabra, los marcianos cabezones de Roswell o el Yeti, encontramos -en esta España en retroceso en la que habitamos- la misteriosa aparición de una figura que en los últimos años tiene cada vez más –inexplicable- presencia.

Nos referimos, queridos amigos, al intern. Y a su modus operandi, la internship.

¿Cuándo empezaron los becarios a llamarse Interns? ¿Fue más o menos cuando las magdalenas empezaron a llamarse muffins? ¿O quizá cuando los comisarios pasaron a ser curators? ¿Fue tal vez cuando los cocineros pasaron a restauradores?¿Quizá cuando a la explotación de estudiantes Eramus y Leonardo se le empezo a llamar “Experience”?

Preparémonos pues, mientras ponemos ESTO de fondo y repetimos “Hace mucho que no se escucha en los montes españoles, el aullido del contrato con seguridad social”, para descubrir como nuestras propias imbecilidades estructurales, nuestros clichés y fantasmas más idiotizantes y una buena dosis de impunidad y falta de principios han dado lugar a esta desvergüenza.


Desengañémonos para empezar: La arquitectura española vive instalada en una proporción abrumadora en la economía sumergida. Acostumbrada tras años de desmanes impunes a manejarse con unas estructuras empresariales que llegan ya a lo abisal por las que campaban los falsos autónomos e incluso los “gratificados” sin factura con pasmosa impunidad.

Es en este malsano ambiente donde la pirueta de la amoralidad más absoluta alcanza el triple mortal sin red: Si el sistema ya resultaba vergonzoso cuando se nutria sin ambages de falsos autónomos, el asunto adquiere tintes de explotación en plantación negrera de Lo que El Viento se Llevo cuando se reordena y adapta (Como si de un virus se tratara) para, en tiempos de vacas flacas, apoyarse en el trabajo NO REMUNERADO de “becarios” a los que a falta de beca (es decir, de soporte monetario a su actividad laboral, que no formativa) que justifique tal nombre se ha buscado una definición glamorosa, lo suficientemente hype para no levantar la liebre: Interns.

Para el intencionadísimo y perverso cambio de nombre intervienen nuestros fantasmas profesionales -fruto de muchas horas de lavado de cerebro “escolar” y de la labor de zapa de instituciones y medios que han callado lo que todos sabíamos, de manera vergonzosamente cómplice- para asumir que aquello que tiene una definición en la lengua de Shakespeare es mucho mejor que su equivalente en la de Cervantes. Así, el intern –cargado del postureo imbecil que nos invade a veces- oculta una triste realidad: La de un titulado (O estudiante) de una carrera harto compleja y que conlleva grandes responsabilidades convertido en un “meritorio” más propio de un guild medieval. En un explotado.
 En –sin medias tintas- un esclavo.

Se llega incluso, en lo que no puede ser sino condenable como ejemplo de practica deleznable, a apoyarse en la normativa Europea cuando esta avala que las practicas “boloñesas” –obligatorias- pueden ser no remuneradas para llenar estudios de “Leonardos” y “Erasmus” a los que se emplea como mano de obra gratuita, saltándose a la torera el ordenamiento laboral español según el cual un estudiante en practicas no remuneradas no puede estar integrado en la estructura productiva de la empresa de la que el empresario obtiene un beneficio o el ratio /becarios – en practicas / trabajadores contratados/. Dicho de otra manera: Pasándose la lógica que dicta que un becario, un estudiante sin contrato realizando unas practicas impuestas por una universidad o –ya puestos- un intern, nopueden ocupar un puesto laboral regido por convenio por el arco del triunfo. O por el de la Défense que es más propio.

Llamemos pues a las cosas por su nombre. Por mucho que el término parezca lleno de glamour, lo que se esconde debajo es la pura y dura economía sumergida. La de los talleres ilegales. La de las naves industriales a puerta cerrada. La de “¿Esto sin factura no?”. Eso y la competencia desleal. La estafa a la seguridad social de un trabajador que no cotiza y que no solo se queda sin derechos laborales fundamentales (Bajas, embarazo, paternidad, maternidad, vacaciones etc) sino que entra en una espiral en la que el perjuicio es triple: La perdida de esos derechos (el más evidente), el empobrecimiento paulatino de su profesión (Transformada en merienda de negros laboral) y en ultima instancia el perjuicio al estado (Ustedes y yo) en lo tocante a impuestos, cotizaciones, subsidios de desempleo (Que no se están ingresando y que nos afectan a todos).

Parece por tanto de otro planeta –vista la realidad- que estas cuestiones –que hace años se daban con quizá la misma frecuencia, pero con mucho más silencio- se aireen ahora con una inexplicable impunidad (cuando no una descerebrada alegría) que demuestra que la brújula moral de quienes justifican estas cuestiones y tienen además la desvergüenza de darles una patina de normalidad (Incluso de bondad, a ese extremo llegan las cosas) está tan desviada que el camino de retorno parece ya imposible.

Dentro de ese grupo resulta ejemplo preclaro este anuncio reciente (5 a de Agosto) de la Fundación Enric Miralles en el que se solicitaba un “Arquitecto proyectista especializado en infografía”. Las condiciones de “contratación” eran (Las negritas son nuestras):

La Fundación Enric Miralles ha abierto la convocatoria para realizar prácticas. La oferta es para un internship no-remunerado de unos 6 meses en los que explorar el trabajo arquitectónico en los proyectos que desarrolla la Fundación.

A través de esta convocatoria anual, se busca avanzar en nuestro trabajo, así como profundizar y ampliar nuestra comunidad.

Apreciamos solicitantes que están trabajando en los campos del diseño gráfico y la comunicación que estén familiarizados con la obra de Enric Miralles.

PROYECTO
El becario trabajará en el proyecto de diseño de un Centro de Salud de Medicina Tibetana en la isla de Tenerife.

La Fundació Enric Miralles, a través de su labor en proyectos de arquitectura, realiza una intervención renovadora en un inacabado y deteriorado proyecto inmobiliario, para transformarlo en un centro terapéutico de Talasoterapia para el cuidado y bienestar del cuerpo.

El proyecto, promovido por la Comunidad Dzogchen, se localizará en el Municipio de Adeje, situado en la isla de Tenerife, España.

CALIFICACIONES
Uno de los principales objetivos de la Fundación es el de preservar los altos estándares de trabajo y reflexión que caracterizan el legado de Enric Miralles, pero no tenemos un conjunto definido de requisitos para los internos que acepten venir: alentamos las candidaturas con diversidad de orígenes.
El candidato ideal tiene un alto dominio de herramientas de diseño 3D. Y por la vertiente internacional del proyecto se valorará un alto conocimiento de la lengua inglesa, tanto escrita como hablada, así como del catalán y el español.

HORARIO
El horario de la Fundación es de 9 a 14h y de 16 a 19h; de lunes a viernes.
MATERIALES NECESARIOS
1) El actual CV.
2) Algunos ejemplos de su trabajo y sus actividades (portfolio).

El descabalamiento mental del anuncio y la sarta de falacias que contiene resultan dignos de estudio.
En primer lugar porque se pide UN ARQUITECTO ESPECIALIZADO, pero a renglón seguido se define el “puesto” como unas “practicas”. Parece curioso que se busque un perfil especializado para colocarlo en unas prácticas en las que –por definición- el interesado está formándose (¿En qué, si ya venia especializado de casa?). Aumenta el nivel de surrealismo cuando se entiende que el contrato busca un Arquitecto titulado, es decir, alguien en disposición de incorporarse al mercado laboral y al que habrá que dar una formación pero entendiendo que esta es una inversión del contratante y no un regalo envenenado a descontar como hace el anunciante.

La descripción del cometido del “becario” (Se nos va a gastar la tecla de las comillas) es peor aun: El becario TRABAJARA, una contradicción en términos que no hay por donde agarrar, seguida de una descripción de un proyecto real sobre el que trabajar. Independientemente de que este ultimo sea para una fundación o para una empresa (O lo que cualquiera de ambas vaya a hacer con el mismo), el trabajo NO REMUNERADO no son practicas, no son una beca, no es formación. Es simple explotación.

En cuanto a las características del currículo, de nuevo la dicotomía tramposa. Se está ofreciendo una suerte de “beca”, falsa, NO REMUNERADA y sin embargo se aclara que se va a trabajar, para lo cual se solicita un ALTO DOMINIO de herramientas de diseño 3D. ¿Y para que sirvan las prácticas si el solicitante ya domina aquello en lo que se supone debe formarse?

Es nuestra opinión que está muy claro para qué:

Simple y llanamente para tener un trabajador gratuito –explotado- al que se está pretendiendo pagar con una “experiencia” que jamás debe ser sustituto de un salario. Para sumergir aun más el mercado laboral de los arquitectos en la fosa en la que lleva años hundido. Para no valorar, y por tanto despreciar, el trabajo profesional y a la profesión. Para todo ello pero con el glamour falso del “internship” y unas buenas dosis de estomagante paternalismo. Desde luego queda mucho mejor que escribir “Se busca explotado en economía sumergida para trabajo esclavo”.

[Conviene señalar que la presidenta de la Fundación E.M. ya tuvo unas desafortunadísimas y aberrantes declaraciones a este respecto en una reciente entrevista en Diariodesign. También, como curiosidad, que es la autora –Obra publica, nada menos- del Pabellón de España en la Expo de Shangai lo que convierte todo en una surrealista metáfora sobre la realidad de eso que llaman estúpidamente “Marca España” y que parece consistir en cortar jamones ibéricos por las embajadas y en darnos pisto por una arquitectura de la que personalmente me importan muy poco los resultados si se consiguen de ciertas formas]

El intern, seamos claros en fin, no existe legalmente. No es una figura real en el ordenamiento laboral español. Ofertar un puesto de intern no remunerado para desarrollar un trabajo es –a día de hoy- una anomalía que no encaja en ninguno de los supuestos de contratación existentes y que es en nuestra opinion ilegal. Su empleo, consciente, busca de forma torticera pintar de rosa lo que es de color negro. Negro Prada, pero negro.

No es un mal exclusivamente propio. En Inglaterra la presidenta del RIBA, Angela Brady, con una claridad que resulta a todas luces envidiable dada la galvana general de nuestras instituciones propias a este respecto, dejaba claro recientemente que:

“Work is work and pay is pay: Lets drop this word “INTERN” it was never part of architecture. It implies exploitation to me? What you think?” The term “intern” has no legal status in the UK.

No se queda ahí Angela Brady. De hecho pide explícitamente a los estudiantes (Interns, etc) que si su situación laboral en un estudio miembro del RIBA les ofrece dudas, acudan inmediatamente a la institución. Y no se trata solo de que la cabeza visible la institución esté propugnando lo que es justo y honesto, se trata de tener muy claro que, en última instancia, el perjudicado de peor recuperación es la propia profesión.

Existe no obstante una diferencia entre el RIBA y nuestros amados colegios. El primero adopta una actitud proactiva. Exige a sus miembros la firma de una declaración que les obliga a pagar, al menos, el mínimo interprofesional a todos los estudiantes en practicas trabajando para formarse en los estudios, interns y demás especies (Trabajo es trabajo, y salario es salario). No digamos ya arquitectos titulados.

De hecho el RIBA inspecciona a los estudios. Un 5% del total anualmente. Y la sospecha de haber contravenido la declaración a la que se comprometieron es suficiente para la suspensión de membresía.

Hace tiempo que venimos abogando por este enfoque activo para nuestra situación. El resto, incluida la inclusión como falta deontológica, aun no publicada y por tanto no vigente, son paños calientes, no negamos que bienintencionados, pero que van siempre diez metros por detrás de quienes no solo destruyen nuestra profesión sino que lo hacen además con alborozo.

Se acercan unas elecciones al CSCAE, y tiempo tendremos de hablar de un proceso electoral que tememos deje de nuevo a los colegiados al margen, pero esta santa casa tiene claro que si un candidato quiere enfrentar los próximos cuatro años con un mínimo de apego a la realidad y de interés por resolver muchos de nuestros problemas, este aspecto debe pasar de ser una lacra impune que todos conocen y que sigue su marcha, imparable, a ser causa inmediata de intervención (Todo lo contundente que sea necesario) por parte de –al menos- unas instituciones a las que debería preocupar que la economía sumergida esté plenamente instalada en la estructura laboral de la profesión.

Nos evitaremos así algo que perjudica directa e indirectamente a todos los que ejercen esta profesión con un mínimo de respeto y la propia disciplina. Es a ellos, a esta última y a una sociedad a la que mal servimos tolerando este continúo fraude a quienes los COA deben defender, con toda la contundencia necesaria.

[agradecemos a José María Echarte que nos haya permitido reproducir este acertado artículo]

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