miércoles, 3 de abril de 2013

El Señor...Ito

El Toyo del pasado a punto de teletransportarse al futuro ^^U
Autor: José María Echarte
Publicado originalmente el 18/03/2013 en nmas1.wordpress.com

Y el premio Hoteles Hyatt es paraaaaaaa….

¡Toyo Ito!

Procedamos por partes, como diría Jack el Destripador, mientras deconstruía la disciplina de la cirugía como acuerdo político en sus performances por Whitechappel. O así.

Leerán estos días aquello tan manido del Nóbel de la Arquitectura aplicado al premio Pritzker. Una mirada sencilla al jurado –en el que no está Benedetta, pero podría, ojo, porque ella ha tomado pescado con Toyo- lo aleja bastante del premio de la academia Sueca (Capaz también de lindos despropósitos como el de darle el de la paz preventivamente a Barack “Cow-Boy del estrecho de Ormuz” Obama). El premio Pritzker lo entrega una fundación privada sostenida por la cadena de hoteles Hyatt y con un jurado en el que junto a algunos miembros de interés, como Glenn Murcutt, aparecen otros inexplicables como Aravena o elementos peculiarísimos como el Lord Palumbo, al que solo podemos imaginar como recién salido de un sketch de Monty Python y capaz de los clichés más espectaculares cuando habla de arquitectura.

Sigan, que la cosa promete.

Así, nos encontraremos con la realidad: Un premio que se ha entregado en ocasiones por razones inescrutables y otras porque simplemente tocaba. Entre los primeros el de Zaha Hadid, premiada cuando su obra distaba mucho de ser lo que es ahora… en cantidad, claro, y que no ha evitado las imposturas de una Zaha fuera de la realidad que aun hoy en día sigue hablando (desde la cubierta del yate y vestida de Lagerfeld) de una misoginia aplicada a su persona que resulta insufrible y que entorpece y empaña el –muy necesario- debate real sobre los problemas –muchísimos- de la mujer en esta disciplina. Entre los segundos el del año pasado en que la expansión económica de China tuvo su reflejo (Hay hoteles que construir, amigos) en este Pritzker a Wang Shu que pudiendo ser merecido –como tantos otros- no deja de perder fuerza por lo precipitado y en buena medida por lo interesado.

Así pues, el Pritzker es como el MTV Young Choice Award: Una forma de estar entretenidos una tarde de domingo de marzo, probablemente lluviosa, jugando a la porra habitual del “sile” “nole”… y poco más, salvo para una prensa generalista (Y sintiéndolo mucho especializada a veces) poco dada al análisis y centrada habitualmente en darle el pasavolante a la noticia de agencia cuando de arquitectura hablamos.

[Destacables la reseña de Benedetta Tagliabue por lo tróspido y la del diario vasco que a parte de inventar el adjetivo “ingravico” se descuelga con llamar a Toyo Ito ¿El nuevo Gaudí? ¿WTF?]

Sin embargo, no deja de resultar curioso el enfoque, que proviene de la misma “citation” del jurado, con el que se publicitan estas cuestiones. Uno que lamentablemente venimos viendo hace tiempo y que alcanzó quizá su punto más álgido en ese publireportaje innecesario a la mayor gloria de Norman Foster que es “Cuanto Pesa su Edificio Mr. Foster”.

Todo lo estropea ese afán de meter un precioso catalogo lo politically correct absurdo y buenrollista en menos de  cinco párrafos. Y la realidad no deja de ser más sencilla: ¿Es Toyo Ito un gran arquitecto? Si ¿Tiene edificios memorables? Si ¿Tiene textos memorables? Si. Aunque sea solo por su influencia el texto sobre arquitectura liquida (fluida) merece esta posición, se esté más o menos de acuerdo con toda su argumentación.

¿Tenemos por eso que obviar sus obras menores, o incluso fallidas -que las tiene, algunas de ellas en España- o convertirlo en una especie de superhombre buenérrimo, majérrimo y socialérrimo? Definitivamente no. De hecho esos excesos, esas odas, innecesarios, empobrecen los meritos -claros- de Ito, a quien le vendría mejor ese reconocimiento amplio y humano de errores y aciertos que no son sino el reflejo de esta complejísima disciplina en la que es imposible acertar siempre y en la que en el caso de Ito (Como lo era en el de Foster sin ese absurdo panegírico pergeñado por Lady Foster) la realidad es mucho más interesante en toda su humana amplitud que la impostada imagen que los public relations, productores o jurados de premio hotelero pretenden vendernos.

Hasta aquí, la reflexión seria. Lo prometemos.

Más allá de ella, siempre que se entrega un Pritzker hay quienes –envidiosos como somos- empleamos nuestro tiempo en desmitificar la cosa. Viene bien, ayuda a quitarse muchas tonterías de encima y sobre todo, pone en perspectiva los premios, sean cuales sean, sin que por ello uno no admita que la obra del premiado es digna -como es el caso- de encomio.

Así:

[A Julen Asúa original joke]

En exclusiva, la banda sonora de la entrega del Premio Pritzker de este año al Señor… Ito!


Atentos especialmente a los pasajes de la letra:
Se lleva el gato al agua, por ser bonito, el Señor Ito (Best critic sentence evah!)
Y la no menos clara y contundente:
Estoy como una perra, que me derrito, por morder las hechuras del Señor Ito (Dámelo todo, Toyo)

[An Alicia Guerrero original gag]

Importantísimo ir bien vestido a la ceremonia, para lo que habrá que tener cuidado, Señor..Ito, con el planchado de pantalones:


Aunque claro, no vayamos a pensar que todo el monte es orégano con esto de los premios. El amor, por ejemplo, se hace difícil para los laureados:


Y luego que nos creemos que esto de los premios es un paseo por el bosque, pero nada de nada porque el Pritzker es una competición cut-throat donde las haiga. Aquí unas imágenes exclusivas de Toyo dejándole claro a Aravena quien tiene que ganar.


Eso si, nada supera ese momento en que el Lord Palumbo (Es que es escribirlo y ver a John Cleese oigan) –interpretado para esta dramatización por Fernando Fernán Gómez- te da la noticia de que has ganado.


En fin, amigos, que tampoco perdamos el oremus. Aporten sus interpretaciones, enhorabuena a los premiados y al Señor….Ito, que suponemos habrá quemado los karaokes de Tokio al ritmo de:

Vamos Toyo, sal a bailar, que tu lo hace fenomenal, tu cuerpo se mueve como una mediateca… suave, suave, su – su – su – ave.

[Y no crean que lo anterior es broma. Podría parecerlo. La realidad es que visto ese falso techo, ese edificio que aguanta lo que le echen, me sobra toda la impostura de la citation. ]

[agradecemos a José María Echarte que nos haya permitido reproducir tan divertido - y serio - artículo en nuestro blog, y esperamos tenerle muy pronto de visita con nosotros ;-)]

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